La culpa de todo la tiene un escritor, italiano para más señas. Su nombre es Federicco Moccia y desde que publicara su novela “Tengo ganas de ti” el furor por sellar el amor eterno en un candado ha viajado por todos los rincones del mundo, y son muchas las ciudades que tienen ya a estos cerrojos como parte habitual de su mobiliario urbano.

El origen se sitúa en Roma, concretamente en el puente Milvio, donde Moccia  se inspiró para escribir su libro pero, en la actualidad, quienes visiten Praga, París, Florencia, Madrid, Salamanca, Japón, China, Austria o Buenos Aires podrán dar fe de que la moda no ha sido esquiva en estos enclaves. Incluso se puede decir que esta corriente ha llegado ya a los pueblos.

Normalmente en el candado se escribe una frase “amor eterno”, los nombres o las iniciales de la pareja. Con este gesto los enamorados quieren dejar constancia de que su amor durará para siempre, por eso se cierra el cerrojo y la llave se tira posteriormente al río, como metáfora de la eternidad.

En París, el Sena está lleno de candados; en Roma, el Ponte Milvio es quien sostiene los miles de cerrojos de los amantes, por mucho que las autoridades se hayan encargado una y otra vez de eliminarlos. Qué decir de Verona, la ciudad de Romeo y Julieta. Sólo hay que acercarse a la casa de la “Capuleto” y volverse loco/a  ante tantas muestras de amor; en el monte Namsan en Seúl, cientos de candados pueden verse colgando de las cercas alrededor de las faldas de la torre N de Seúl. La puerta de la casona ubicada en Agüero 2391, sede de Bárbara Diez Event Planners, es el lugar elegido por los enamorados argentinos para colocar sus símbolos del amor en Buenos Aires. Podríamos seguir citando rincones como Bélgica, China, Dinamarca, Australia, Estados Unidos, Canadá, Moscú, Kiev, Vilnius, Hungría, San Petersburgo… y por supuesto, España. Madrid no se ha escapado a esta costumbre y ahora se pueden encontrar candados en la Plaza Mayor, exactamente en la reja que rodea a la estatua de Felipe III. El lugar preferido por los vallisoletanos para demostrar lo mucho que se quieren es la pasarela que cruza sobre el Pisuerga, desde el Paseo de Zorrilla hasta el Museo de la Ciencia; en Salamanca el rincón elegido no podía ser otro: el Huerto de Calisto y Melibea, el lugar en que se cree que Fernando de Rojas ubicó el encuentro de los protagonistas y escenario del trágico desenlace de la novela "La Celestina". Logroño, Valencia, Zaragoza, Barcelona, Toledo, Sevilla, Málaga… pocos provincias españolas hacen oídos sordos ya a esta corriente.

Pero… ¿y qué decir de Praga? Nadie sabe con exactitud cuándo comenzó todo, a lo sumo la primera pareja que pasó por allí y a la que se le ocurrió la idea de colocar un candado en el puente que atraviesa el Arroyo del Diablo, más allá del molino del Gran Priorato. Es fácil reconocerlo ya que en sus barandillas y rejas de metal cuelgan cada vez más candados de diferentes colores y formas de todos los enamorados. En este puente, situado a pocos metros del “Muro de John Lennon”, en el barrio de Malá Strana, se dice que tras poner un candado y tirar la llave al agua nos aseguraremos amor eterno y felicidad. ¿Por qué esperar?

FOTOGRAFÍAS: 1. Candados en el puente sobre el Arroyo del Diablo (Praga) 2. Puente de las Artes (París) 3. Puente Milvio (Roma) 4. Torre "N" de Seúl (Corea) 5. Candados en El Puente de Salzburgo (Austria) 6. Huerto de Calisto y Melibea (Salamanca)

Más fotografías: http://noticias.terra.es/mundo/puentes-para-sellar-tu-amor-con-un-candado,fae03b4b71f90410VgnVCM10000098cceb0aRCRD.html

Año 1992: entra en vigor la libre circulación de trabajadores españoles en la Comunidad Económica Europea; inauguración del AVE Madrid-Sevilla y de la “Expo’92”; fallece Camarón de la Isla; se celebran los Juegos Olímpicos de Barcelona; nace Neymar; Nelson Mandela recibe el Premio Príncipe Asturias de Cooperación Internacional… y la Unesco declara Patrimonio de la Humanidad el centro histórico de Praga. (Leer más)